lunes, 3 de junio de 2013

Redacción

Nunca te duermas en una canoa
 

Hola soy Rafa, y os voy a contar una historia que nos ocurrió a mis compañeros, Jesús y Víctor, y a mí. No me cree nadie, pero ¡ Es verdad !
Era un día espléndido, hacia mucha calor y habíamos quedado en mi casa para dar una vuelta en una canoa. Estábamos  en el salón con el ventilador puesto y de repente escuchamos la puerta. Mi madre nos dijo que no abriésemos a nadie. Fui a mirar y...
¡Es mi madre! dije yo con tranquilidad. Le insistí que si nos podía llevar en el coche, ya que el río estaba muy lejos. Cuando llegamos lo primero que hicimos fue darnos un buen baño para refrescarnos. Luego nos montamos en la canoa, fuimos río abajo y como estábamos muy cansados nos dormimos; al despertar, no parecía que estuviéramos en el mismo río que empezamos, el agua de pronto se convirtió en lava aunque la canoa seguía igual, siendo de madera no se quemaba; yo me hacía tantas preguntas.
Entonces miré al frente y había una puerta de caramelos, al atravesarla la lava se convirtió en leche, los árboles en piruletas, las casas eran de chocolate...Nos bajamos de la barca y nos dirigimos hacia el bosque de piruletas y nos pusimos a comer golosinas, de repente nos perdimos, no sabíamos dónde estábamos. Algo más tarde encontramos dos galletas muy especiales que iban hacia el embarcadero y las seguimos. Cuando nos montamos de nuevo en la canoa vimos otra extraña puerta, esta vez estaba hecha de hielo, allí hacía mucho frío, de repente se nos acercó una foca y se metió en el agua. La foca parecía tranquila aunque de repente salió pitando, entonces pudimos ver que una orca venía rápidamente hacia nosotros. Nadamos tan rápido y estábamos tan cansados que de nuevo nos dormimos, de pronto aparecimos en el muelle con mi madre. Volvimos a casa y...¿Qué había pasado? ¿Era un sueño o real? Lo que nos quedó claro es que intentaremos no dormirnos nunca en una canoa.

1 comentario:

  1. Muy bien José. Es increíble la fantasía que tienes, eso es muy importante a la hora de escribir porque te permite crear multitud de situaciones. Un sugerencia: procura organizar tu texto en párrafos separados, esas pausas hacen que la lectura sea más "descansada".

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